Cuento Infantil: Atlas, el cielo y la tierra

 

Hace mucho, mucho tiempo, en el lugar donde está nuestro planeta Tierra, no existía más que la nada. No había plantas que dieran frutas, o aves que cantaran por las mañanas. No había flores que perfumaran los jardines, ni helados, ni mamás, ni mascotas. Solo existía un espacio vacío en el universo, oscuro y frío, en el cual ni siquiera se veían las estrellas, era como un hueco en el cual no había vida.

No se sabe cómo, pero en algún momento surgieron dos masas flotantes que, después de cierto tiempo, tomaron una forma definida: una era clara, azul y cambiaba de tonos, dependiendo de en qué posición se encontrara el sol. La otra era marrón y en ella, crecían plantas verdes con flores de todos los colores, se trataba del cielo, al cual los griegos llamaron Urano, y de la tierra, a la cual los griegos llamaron Gea, que significa madre.

Cuando Gea y Urano se conocieron, se enamoraron en el acto. Urano se fue acercando más y más a Gea, hasta que estuvieron tan cerca que podían tocarse, se abrazaron y, de esa unión, se formó el planeta Tierra: con el cielo arriba y la tierra con sus océanos abajo.

Gea y Urano tuvieron muchos hijos, que fueron los Titanes, los cuales a su vez tuvieron otros hijos, a los que llamaron Dioses, todos eran inmortales. Pero los Dioses querían que la raza humana los adorase y esos no podían vivir porque, dado que serían mortales, el peso del cielo los aplastaría, por lo que, después de una gran batalla entre Dioses y Titanes, los Dioses ganaron y Zeus, su líder sentenció al Titán Atlas a separar a la tierra del abrazo del cielo, para que los humanos pudieran vivir.

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