Todos los niños tienen un mejor amigo, que por lo general tiene preferencias similares a la del niño. El mejor amigo es una persona especial, a la que se le puede contar sueños y metas. El problema es que no todos tienen un mejor amigo, algunos ni siquiera tienen amigos.
Mario era uno de esos pocos niños que no tenían un mejor amigo, ni siquiera tenía amigos. Ni en la escuela, ni en el lugar donde vivía. Esta era una situación que preocupaba a sus padres, ya que ellos sí eran muy sociales y tenían miedo de que su hijo terminara aislado de la sociedad.
La escuela era el mejor y peor lugar para el pequeño Mario. Por una parte era bueno ir al colegio, ya que le gustaba estudiar y aprender cosas nuevas, era un niño muy curioso, pero por otra parte no le gustaba que sus compañeros lo ignoraran, incluso hablaban a sus espaldas.
El niño no salía al patio del colegio en la hora de receso, ya que no tenía con quien hablar; por el contrario, se la pasaba en la biblioteca de la escuela, leyendo nuevos libros y estudiando sobre cosas nuevas.
En uno de esos tantos días en que el joven se la pasaba en la biblioteca, descubrió a un niño de su misma edad leyendo un libro de ciencias, sentado en un rincón. Ese libro ya lo había leído, pero nunca había visto al niño.
Algo lo impulsó a acercarse al niño y hablarle, este otro le respondió de buena manera y resultó ser muy similar a él. De un momento a otro los dos niños empezaron a hablar sobre todas las cosas que les interesaban y sin quererlo se volvieron amigos.
Los niños hablaron con sus padres y estos hicieron lo posible para ponerlos juntos en la misma sección del colegio, y desde entonces los niños se volvieron mejores amigos.
